La alerta ha sido lanzada en el mundo: el mal uso de los antibióticos ha fortalecido las bacterias. Y cada día más antibióticos son declarados inefectivos porque los microorganismos han aprendido a desarrollar sus propias defensas para no dejarse matar o aniquilar por los medicamentos.
Y de ese mal uso todos somos culpables. Poco o mucho, no importa. Pero todos hemos caído en el error de no obedecer u obedecer a medias las ordenanzas de los medicamentos. Y el resultado no puede ser más lamentable. La industria farmacéutica busca afanosamente nuevas moléculas más potentes, capaces de atacar las bacterias resistentes. Pero no siempre lo logran.
De por sí debe decirse que los antibióticos, casi sin excepción, causan molestias a quienes los toman. Pero son a la vez benditos ya que, gracias a ellos, el mundo ha podido vencer una multitud de enfermedades que, hasta hace solo unas décadas, cobraban vidas.
¿Cuáles son las principales molestias que ocasionan? Pueden desatar alergias de distinta intensidad y distintas manifestaciones, como pueden también producir náuseas, disturbios estomacales, afecciones renales y hepáticas.
Sin embargo, una de las principales molestias se deriva del hecho de que muchos de los antibióticos, a la vez que atacan las bacterias, destruyen también las bacterias benéficas que habitan en los intestinos. Gracias a las cuales se produce y facilita el proceso de la digestión y del metabolismo de los nutrientes. Al ser destruidas las bacterias amigas, se produce sobrecarga en el hígado y se ocasionan disturbios gastrointestinales, incluidas la diarrea y las náuseas y vómitos, flatulencia y dolores.
Esta destrucción, por supuesto, es reversible: el proceso de recuperación se inicia cuando concluye el tratamiento. Pero, entre tanto, los nutricionistas dan consejos para menguar los efectos negativos y acelerar la recuperación. El propósito es restablecer el equilibrio de las bacterias benéficas al interior de los intestinos.
Las siguientes son algunas de las recomendaciones. Se aplican mientras usted está tomando los antibióticos o terminó el tratamiento.
- Frutas y verduras. Consuma por lo menos ocho porciones al día. Esto le fortalecerá su sistema de defensas.
- Alimentos fermentados tales como yogur y bebidas similares hechas con leche fermentada, repollo en vinagre, miso, mostaza y otros encurtidos que aportan bacterias saludables.
- Productos orgánicos de origen animal. Se le recomienda buscar productos orgánicos por cuanto, por lo general, los animales reciben a través de su alimentación y con frecuencia, antibióticos que dejan residuos tanto en la carne como en los demás productos que usted consume a diario. Esto significa que, además de su propio tratamiento, usted estaría recibiendo dosis adicionales de antibióticos, lo que sobrecargaría aún más su organismo.
- Mucha fibra. El intestino la necesita para deshacerse de las toxinas y, además, para alimentar sus bacterias amigas. La fibra, soluble e insoluble, se encuentra en las verduras y frutas, en las leguminosas y cereales, nueces y semillas. Se recomiendan, entre otros, el banano, las cebollas y el apio, las alcachofas y los garbanzos.
- Ajo y cebolla que tienen propiedades antibacteriales que pueden fortalecer el efecto de los antibióticos y llevar a una pronta recuperación.
- Agua. Es siempre muy reiterado el consejo de tomar por lo menos ocho vasos de agua y líquidos al día. Ayudan al sistema inmunitario a enfrentar la infección y contribuyen a deshacer el organismo de las toxinas.
- Probióticos. Aunque no son alimentos, son muy útiles para ayudar a la recuperación de la flora intestinal. Se encuentran en droguerías (farmacias) y en almacenes naturistas. Seleccione los que más intensidad pueden aportarle.
Deben en cambio evitarse:
- Los azúcares y carbohidratos refinados así como la leche y sus derivados (caso omiso del yogur).
- Las bebidas alcohólicas.
Y recuerde:
Todos nosotros tenemos la responsabilidad de hacer buen uso de los antibióticos. Esto significa:
- Seguir con mucha precisión las instrucciones del médico, tanto en dosis como en tiempo ordenado;
- Aún si desaparecen los síntomas y usted se siente bien, continúe tomando el medicamento hasta cumplir con lo ordenados por el médicos;
- Siga también con precisión los horarios. Si usted olvidó una toma, no trate de rescatarla tomando doble dosis. Esto no le ayudará a corregir la falla;
- Cada enfermedad tiene el antibiótico apropiado para combatirla. No se automedique ni aconseje un antibiótico a nadie. Ni siquiera repita el antibiótico formulado en ocasión anterior, aún si piensa que está sufriendo de la misma enfermedad. Consulte.
- No acepte que el farmaceuta o, peor aún, el vendedor en la droguería le formule un antibiótico.
- No acepte que le cambie el antibiótico ordenado por otro, ni siquiera si le asegura que es exactamente el mismo.
- Los antibióticos no están hechos para combatir virus. A menos que les sean formulados por el médico, no tome antibiótico cuando sufre de resfriado.
- No acepte creencias populares tales como la de tomar un antibiótico junto con una aspirina una noche antes de dormir, bajo el supuesto que eso le quitará la gripa.
- Los antibióticos deben ser sus amigos y proteger su salud. No los convierta en sus enemigos.
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