Gloria Moanack©
No todo es llano en el camino del Buen Comer y el Bien-Estar. Como suele suceder, surgen escollos que pueden superarse con un poco de atención y mucha paciencia.
Es el caso del estreñimiento: uno de los grandes males del siglo XXI. Que afecta a las personas de todas las edades y ambos sexos. Hasta recién nacidos y niños lo sufren! Y, en gran parte, la culpa está en la desobediencia. Sí, la inatención a los principios del Buen Comer y consejos del Bien-Estar. Y, por supuesto, en un altísimo porcentaje, el estreñimiento tiene su punto de partida en los alimentos que conforman la dieta cotidiana y en los hábitos de higiene.
Culpable también es el afán. El hombre de este siglo atafagado vive de prisa y no les da siquiera a sus hábitos de vida un tiempo suficiente. No hace o hace muy poco ejercicio, no se dedica sino a ratos (si acaso) a un deporte, no tiene tiempo para leer y a veces ni siquiera se da el tiempo requerido para dormir! Así, come de afán, se traslada de afán, trabaja de afán y ama de afán. Y ese afán lo traslada al baño.
Todas esas carreras alteran sus hábitos de higiene y fomentan el estreñimiento. Porque, en esas prisas no se permite siquiera el tiempo necesario para sentarse en el baño y evacuar. Este acto lo hace también de afán -si es que lo hace- y muchas veces prefiere "aguantarse las ganas" porque se le hizo tarde o porque no quiere interrumpir el trabajo o porque está en una reunión, etcétera.
El estreñimiento se define como la dificultad para evacuar. Cada persona tiene su propio ritmo. Hay personas que lo hacen dos veces al día, otras tres veces a la semana. La frecuencia no se recalca siempre y cuando se haya mantenido a lo largo de los años sin causar perturbaciones ni molestias.
Por eso se dice que el estreñimiento como tal implica un cambio en el ritmo habitual. Los médicos lo clasifican de distintas maneras:
- Es ocasional y esporádico o pasajero, y obedece a cambios significativos en la rutina cotidiana. Es el caso de personas enfermas que permanecen en la cama durante varios días; o el viajero sometido a cambios bruscos e importantes de horario; o la persona que comienza una dieta para adelgazar o que cambia completamente sus hábitos alimenticios. Se presenta con frecuencia durante el embarazo o en épocas de depresión. Este estreñimiento se corrige cuando se regresa a la rutina cotidiana.
- La segunda clasificación es la del estreñimiento fisiológico. Es el más frecuente y se debe a una debilidad en la motricidad del intestino. Las causas son varias:
a) Dieta. Se consumen demasiados productos refinados y azúcares y poca fibra lo que lleva a la producción de heces de bajo volumen y poca distensión del intestino;
b) Sedentarismo. El ejercicio asumido como rutina es un aliado del buen funcionamiento de los intestinos;
c) Represión del reflejo natural de defecar. Toda persona debe fijarse un horario y darse el tiempo necesario para ir al baño. La represión incrementa el estreñimiento;
d) Uso prolongado de laxantes que deja como consecuencia la pereza de los intestinos.
También hay dificultades de evacuar consecuente o relacionada con la toma de ciertos medicamentos o en presencia de algunas enfermedades y trastornos. Entre los primeros están las drogas para controlar o corregir los problemas siquiátricos, los antiácidos, anticonvulsionantes, analgésicos, diuréticos. En cuanto a las enfermedades o trastornos que pueden alterar la motricidad del intestino se incluyen algunas alteraciones endocrinas como el hipotiroidismo, la diabetes, el hiperparatiroidismo, los divertículos, trastornos del sistema nervioso central como la enfermedad de Parkinson, accidentes cerebrovasculares.
Frente al estreñimiento prolongado es preciso consultar con un médico -gastroenterólogo- quien, a su vez, podrá remitir a la persona a otro especialista si así lo considera. Automedicarse con laxantes y sin tomar las medidas correctivas puede llevar a un estreñimiento crónico.
En relación con los hábitos alimenticios, los médicos recomiendan:
- Aumentar el volumen de algunos alimentos junto con el aumento de líquidos;
- Se trata de incrementar el consumo de productos con fibra. Esto se consigue con los alimentos integrales, las frutas, verduras y leguminosas. Se puede igualmente acudir al salvado;
- Producir cambios térmicos en los intestinos: tomar líquidos fríos en ayunas y/o antes de las comidas;
- Fraccionar la dieta en más de tres comidas. Sin aumentar las cantidades sino manteniéndolas sin variaciones, se sugiere distribuirlas en cuatro o más comidas;
- Acudir a ciertos alimentos que ayudan tales como la papaya, las ciruelas y otras frutas pasas.
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