viernes, 22 de noviembre de 2013

Fuera de casa

Gloria Moanack©

No significa necesariamente comer mal. Tampoco se trata de comidas en las que se han de engullir los alimentos a la mayor velocidad. Ni es cuestión de llenarse de grasas y azúcares.

Es el botín que nos ha impuesto la vida moderna: para innumerables personas se hace ya imposible regresar a casa a la hora del almuerzo. A la par, los restaurantes se han adaptado a las necesidades y son hoy incontables las opciones que se ofrecen, muchas de las cuales saludables, variadas y cuanto menos ajustadas a los presupuestos.

Hablamos del "fast food", el término acuñado para el tipo de comidas prácticas, rápidas y accesibles fuera de casa. En este término se diseña una inmensa gama de opciones. El hecho de que sean comidas rápidas no significa que se deban comer de prisa, simplemente implica una mayor agilidad y rapidez en el mismo servicio. De todos modos las pausas para el almuerzo suelen ser cortas.

Empecemos por algunas observaciones. A la hora de escoger el menú, prefiera:

- Comida asada o cocinada al vapor
- Preparada en un wok y, como tal, con un asomo apenas de aceite
- Pollo sin piel y si es pechuga, mejor
- Carnes magras, jamones bajos en grasa
- Pescado, ojalá en filetes, asados sobre paila o cocinados al horno
- Si no tiene problemas de colesterol, busque otros productos de mar: camarones, cangrejos, calamares
- En un restaurante vegetariano, no dude en irse por un plato de lentejas, fríjoles, garbanzos. Siempre combinados con un cereal.
- Trate de incluir además pan, arroz o pasta integrales; frutas enteras o en jugo.

A la hora de escoger, dígale no definitivamente a:

- Preparaciones hechas con mantequilla o crema de leche
- Carnes con su porción de grasa
- Todos los fritos
- Salchichas, tocino, morcillas...
- Huevos fritos
- Croissants y otros panes hechos con mantequilla
- Postres, bizcochos, tartas o pies, helados.

En los últimos años, la dieta mediterránea se ha expandido. Las investigaciones concluyeron que era la más adecuada para mantener una buena salud, evitar accidentes cardíacos y llegar a una longevidad de buena calidad. Esta dieta fue entonces acogida por los restaurantes de comidas rápidas y esto ha sido en beneficio de los consumidores. Pero no es la única.

En la restauración se podría hablar de tres tendencias bien determinadas: la comida de origen norteamericana, la mediterránea y la del Lejano Oriente. Veamos algunos ejemplos de cada una, empezando por la norteamericana:

- La famosa hamburguesa, reina del fast food. En sí, puede decirse que sería una comida saludable y completa si no adoleciera de ciertos detalles. A la base, están el pan, la carne, verdura (lechuga, tomate, cebolla) y las salsas. El problema está en que la carne suele ser mezclada con una alta proporción de grasa, y las grasas incluyen la mayonesa. El pan es blanco, o sea de harina refinada y, con frecuencia, tiene entre sus ingredientes una buena dosis de azúcar. Si a esto s ele agregan las papas fritas y la bebida (cerveza, batidos de chocolate o frutas con leche o helado, gaseosa), el resultado no es muy halagador. Opciones las hay: por ejemplo ir a restaurantes que utilizan carnes de la mejor calidad pero sobre todo exentas total o por lo menos parcialmente de grasa, evitar las papas fritas, aunque le quite encanto a la hamburguesa, pedir gaseosa light, jugo de fruta o simplemente agua.

- El perro caliente: quizá menos grave en la medida en que las salchichas podrían contener menos grasa, pero igual con respecto a las salsas: mayonesa y "ketchup" (endulzado con azúcar), con pan blanco, papas fritas y la misma gama amplia de bebidas. En desventaja, la ausencia de verduras.

- El sandwich se inscribe en esta lista aunque es un alimento universal. Dependiendo de los ingredientes que lo componen puede ser tan saludable y completo como una comida hecha en casa. Para ello se necesitaría que el pan  fuera integral y que no fuera untado ni de mantequilla ni de mayonesa, que el queso y el jamón fueran de bajo contenido graso, que el atún no fuera mezclado con mayonesa a menos que esta sea light, que se le agregue verduras, que se hiciera con pechuga de pollo o de pavo.

La comida mediterránea ofrece:

- Barras de ensalada. Excelentes tanto por su inmensa variedad de alimentos como por la generosidad en las verduras. Incluyen además proteínas (queso, huevos, atún, trozos de cangrejo, pollo o pavo, tajadas de carne), y carbohidratos (pasta, papa, arroz, maíz). Pueden igualmente ofrecer aceitunas, nueces, trozos de frutas. Se adoban con distintas salsas entre las cuales vinagretas con limón y/o vinagre.

- Pizza. Al igual que el sandwich, puede ser una magnífica opción y un alimento completo. Una de sus ventajas es que lleva verduras, variables según la pizza que se escoja. Para que sea realmente saludable, deben evitarse las carnes grasas como salchichón. Es cierto que el o los quesos pueden ser de alto contenido en grasa pero usualmente ésta no sobrepasa el 30 por ciento lo que la hace aún aceptable.

- Lasañas y pastas. Mismo comentario que el anterior. En sí las pastas son saludables más aún si son integrales. Lo que oscurece el panorama es lo que las acompaña. Ya lo sabemos: lo ideal es aderezarlas con salsa de tomate y verduras asadas, más queso rallado y hasta guiso hecho con carne magra, jamones y salmón. Ojo con la crema de leche a menos que sea baja en contenido de grasa (las hay del 4 y del 12 por ciento).

Y hablemos de la comida del Lejano Oriente. Se podría decir que hay invasión mundial de restaurantes de sushis y la verdad es que sí, son muy buenos. Ricos y nutritivos sobre todo porque incluyen productos de mar. Por supuesto, la gran inquietud es la calidad de los pescados y su frescura siendo que muchos de los sushis son preparados con pescados crudos.

Si bien esta enumeración a vuelo de pájaro nos reitera que no todo en la comida rápida es malo y que más bien se pueden encontrar alimentos saludables. Por supuesto, existe la opción de llevar la comida preparada previamente en casa con la ventaja doble de que usted incluye lo que más le gusta y es mucho menos onerosa.

Y un último consejo: recuerde de nunca salir de casa sin haber desayunado. Si realmente no lo logra bien sea porque es muy temprano o su organismo lo rechaza, por lo menos tome algo liviano: un jugo de naranja, un yogur, cereales, algo que le mantenga el estómago tranquilo mientras hace una pausa en su trabajo, a media mañana para comer algo más consistente.

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